¿Cómo actúa el ejercicio físico frente la depresión?
- Guillem Oliver
- 25 jul 2021
- 4 Min. de lectura
Siguiendo con la anterior publicación, está bien establecido que el ejercicio físico es eficaz en el tratamiento de la depresión leve a moderada con tasas de respuesta comparables a las terapias convencionales, como la medicación antidepresiva y la terapia cognitivo-conductual (1). Entre varios mecanismos que posiblemente subyacen a los efectos beneficiosos del ejercicio físico, investigaciones recientes apuntan a una interacción entre el ejercicio físico, la reducción de la inflamación periférica y la neuroinflamación y un mejor rendimiento en los circuitos cerebrales límbicos. Sin embargo, todavía hay una falta de comprensión de los mecanismos neurobiológicos que median los efectos antidepresivos del ejercicio. Además, los efectos neurobiológicos parecen ocurrir de manera diferente según el tipo de entrenamiento físico, es decir, si el entrenamiento es aeróbico o de fuerza (1-3).

Diferentes estudios clínicos indican que el estrés y la depresión están asociados con un aumento de la actividad del sistema inmunológico, un aumento de la función de los leucocitos y la liberación de citocinas proinflamatorias (2,3). Los pacientes con depresión tienen niveles elevados de mediadores proinflamatorios como las interleucinas (IL) (IL-1, IL-2 e IL-6) y el factor de necrosis tumoral α (TNF-α) (4). Además, los factores de estrés social a largo plazo están más asociados con un aumento de los procesos inflamatorios crónicos y la depresión (3). Es conocido que las citocinas pueden reducir los niveles de serotonina y provocar cambios en otros mecanismos de neurotransmisión y señalización neuronal en las regiones del cerebro implicadas en la depresión (2). También es conocido que la activación inmunitaria está implicada en una reducción de los niveles de serotonina, así como en la resistencia a los glucocorticoides en las células inmunitarias, lo que culmina en síntomas de depresión (3).
Entre los procesos fisiológicos que ocurren con la activación inmunitaria relacionada con el estrés y la depresión también aparece el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA) (1). La liberación de glucocorticoides durante un período de estrés promueve un efecto inmunosupresor. A su vez, las citocinas inflamatorias estimulan el eje HPA, aumentando la liberación de glucocorticoides. En estas situaciones, donde coexisten tanto la hiperactivación del eje HPA como el aumento de componentes proinflamatorios, el sistema inmunológico se vuelve ineficaz para actuar en situaciones patológicas como infecciones y cáncer (5). Paralelamente, el aumento de la liberación de glucocorticoides durante el estrés induce la activación microglial (además de la mencionada neuroinflamación) (2). Por lo tanto, parece ser que la vía de inflamación del eje HPA, la neuroinflamación y la activación microglial pueden estar implicados en la fisiopatología de la depresión (1).
Una amplia gama de investigaciones ha demostrado que existe una interacción entre una reducción de la inflamación periférica y la neuroinflamación, un mejor rendimiento de la neurotransmisión y la plasticidad cerebral, asociada con una reducción de la depresión después del ejercicio físico (1-3). La inflamación persistente de bajo grado interfiere con la regulación y función de los neurotransmisores relacionados con las emociones, además de inducir cambios hormonales similares a las variaciones que ocurren después del estrés (3). Estudios recientes han demostrado que el ejercicio físico promueve un aumento de los niveles séricos del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) en pacientes con depresión (5). Además, varios estudios señalan fluctuaciones en la concentración de citocinas sistémicas (como IL-1β, TNF-α, IL-6, IL-8 e IL-10) después de realizar ejercicio, independientemente del tipo de ejercicio físico realizado (6). No obstante, Nokia et al. 2016 observó un aumento de la neurogénesis del hipocampo después de una actividad aeróbica, pero no después de un ejercicio de fuerza (7). Estos hallazgos sugieren que la actividad física está de alguna manera involucrada en los mecanismos de regulación del eje HPA y puede ejercer efectos beneficiosos sobre la función del hipocampo (1).
En conclusión, la evidencia actual indica que el ejercicio físico puede ser una estrategia terapéutica eficaz aplicada individualmente o de forma complementaria a otras formas de tratamiento en la depresión (1-3). Los mecanismos biológicos desencadenados por el ejercicio físico son diversos, implicando interferencias en los circuitos neuronales y produciendo cambios en los sistemas de neurotransmisión, que de alguna manera están relacionados con los trastornos depresivos (1). Aún no se conocen bien las vías a través de las cuales el ejercicio puede interactuar con los circuitos neuronales límbicos. Sin embargo, el eje HPA, el equilibrio oxidativo, el sistema inmunológico y la inflamación parecen ser los principales involucrados en la comunicación del ejercicio físico con el sistema nervioso y los consiguientes beneficios del ejercicio físico (1,2).
Referencias:
Ignácio ZM, da Silva RS, Plissari ME, Quevedo J, Réus GZ. Physical Exercise and Neuroinflammation in Major Depressive Disorder. Mol Neurobiol. 2019 Dec;56(12):8323-8335.
Phillips C, Fahimi A. Immune and Neuroprotective Effects of Physical Activity on the Brain in Depression. Front Neurosci. 2018 Jul 26;12:498.
Barha CK, Galea LA, Nagamatsu LS, Erickson KI, Liu-Ambrose T. Personalising exercise recommendations for brain health: considerations and future directions. Br J Sports Med. 2017 Apr;51(8):636-639.
Dinan TG. Inflammatory markers in depression. Curr Opin Psychiatry. 2009 Jan;22(1):32-6.
Choi KW, Chen CY, Stein MB, Klimentidis YC, Wang MJ, Koenen KC, Smoller JW; Major Depressive Disorder Working Group of the Psychiatric Genomics Consortium. Assessment of Bidirectional Relationships Between Physical Activity and Depression Among Adults: A 2-Sample Mendelian Randomization Study. JAMA Psychiatry. 2019 Apr 1;76(4):399-408.
Réus GZ, Fries GR, Stertz L, Badawy M, Passos IC, Barichello T, Kapczinski F, Quevedo J. The role of inflammation and microglial activation in the pathophysiology of psychiatric disorders. Neuroscience. 2015 Aug 6;300:141-54.
Nokia MS, Lensu S, Ahtiainen JP, Johansson PP, Koch LG, Britton SL, Kainulainen H. Physical exercise increases adult hippocampal neurogenesis in male rats provided it is aerobic and sustained. J Physiol. 2016 Apr 1;594(7):1855-73.
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